miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL GRANATE


Nuestra piedra de hoy está formada por una mezcla de silicatos de: magnesio, hierro, calcio y aluminio y tiene una dureza de 7 a 7.5 en la escala de Mohs.

Se dice que su nombre deriva de la fruta “granada”, que a su vez, viene del latín “granatus” (con granos). La verdad es que los jugosos granitos de las granadas se parecen mucho al granate, tanto en el color como en el brillo.

Es el perfecto sustituto del rubí, aunque con mucha diferencia en el valor económico. El granate está considerado como una piedra semipreciosa, mientras que el rubí tiene la categoría de piedra preciosa.

El color más común y conocido es el rojo intenso, al que comúnmente le llamamos “color granate”, pero hay variantes que pueden tener otro tono, e inclusive, poseen otros nombres como por ejemplo:

Ø La Majorita, que es de un tono entre pardo y púrpura;

Ø La Grosularia, de un amarillo tierra;

Ø El Almandino que es dorado;

Ø El Piropo, de un rojo sangre o vino tinto, entre otras.

No es una piedra difícil de encontrar, ya que en nuestro generoso planeta hay suficientes yacimientos de granates, así que sólo nombraré algunos lugares donde su producción es abundante e importante: Estados Unidos de América, Brasil, Austria, Checoslovaquia, Sudáfrica, Tanzania, Zaire.

TIPS, HISTORIAS, MITOS Y LEYENDAS:

Ø Hace más de 5.000 años, en aquellos lugares donde el granate era abundante, los artesanos de la época, lo usaban mucho como ornamento, además de hacer algunas esculturas, generalmente de poco tamaño.

Ø Los Cruzados, cuando iban a la guerra, llevaban consigo algún granate para cortar las hemorragias en caso de resultar heridos.

Ø Una antigua leyenda oriental decía que los granates nacían de las cabezas de las serpientes y que les servían de guías al reptil hasta su muerte.

Ø Es una piedra que se le atribuyen poderes tanto protectores y buenos, como destructivos. Todo depende de quien la lleve. Dicen que cuando un granate oscurece, es presagio de peligro.

Ø A finales de la década de los sesenta, se encontró en África una rara piedra de granate de color verde claro. Se le bautizó con el nombre de Tsavorita y dicen que es tan brillante que el observarla es como mirar el sol a través de las hojas. ¡Cómo me gustaría poder ver una! Yo, particularmente, nunca he visto un granate que no fuera del color que su nombre indica: granate.

Ø Es un estimulante de la lívido, porque actúa como afrodisíaco natural y por si esto fuera poco, algunos le confieren el poder de adivinar los pensamientos.

Ø El granate es el símbolo de la amistad y la fidelidad (raro binomio, hoy en día).

Sé que algunos lectores del magazine y de mi sección se interesaron mucho por la alejandrita, pues bien, a ellos en particular les comento, que la caprichosa naturaleza creó un tipo de granate que se encontró en Madagascar y en Malasia, que también cambia de color. Con la luz natural del día puede ser pardo o gris y con luz incandescente pasa a rojo intenso. Este tipo de granate es muy raro y escaso, inclusive algunos gemólogos lo asemejan en categoría a la mismísima alejandrita, ya que su precio por quilate, se puede tasar en miles de dólares. Así es como una piedra común y considerada semipreciosa, como lo es el granate, también puede tener ejemplares, que por su belleza y escasez, adquieren el título de “piedra preciosa”.

No sé por qué y de repente, me vino a la mente el cuento del patito feo, convertido en magnífico cisne. Ya saben que a medida que escribo voy diciendo lo que pienso y como las piedras me inspiran…

Anuchy Ulloa

EL OPALO


El ópalo, químicamente, es parecido al cuarzo, pero como en su interior contiene partículas de agua, no logró convertirse en cristal. Tiene una dureza de 5 a 6.5 en la escala de Mohs, con lo cual no es una piedra muy dura. Esas pequeñas partículas de agua que contiene lo hacen aún más frágil, pero como todo tiene su parte buena, por otro lado, le ayudan a dar belleza y movimiento a sus colores.

El juego de colores del ópalo es una característica única en esta piedra. El tono más común suele ser el blanco o lechoso. También los hay negros, anaranjados o rojos (llamados ópalos de fuego) azules, marrones y hasta incoloros.

El nombre del ópalo, deriva del sánscrito “upala” y significa “piedra preciosa”, aunque realmente no tiene las características necesarias para ser considerada como tal y es por eso que, para los gemólogos, está en la categoría de semipreciosa.

Sus principales yacimientos se encuentran en Australia, de hecho, es su piedra por excelencia. Méjico es buen productor de ópalos. Honduras, Perú y España también tienen minas notables. Eslovaquia fue buen productor, pero sus minas ya están prácticamente extinguidas.


TIPS, HISTORIAS, MITOS Y LEYENDAS.

Ø Los aborígenes australianos decían que El Creador bajaba a La Tierra en medio de un arco iris, y que al llegar a pisar suelo, esparcía sus colores en él y las piedras que tocaba las convertía en ópalos.

Ø Para los árabes, esta piedra, dado su maravilloso juego de colores, sólo podía tener su origen en El Paraíso.

Ø Napoleón le regaló a Josefina un ópalo llamado “El incendio de Troya”. Imagino que sería un ópalo de fuego.

Ø Los que vayan a cumplir 14 años de casados, regálense un ópalo porque es la piedra de este aniversario.

Ø Hay quienes creen firmemente en el ritual de pasar un ópalo por agua porque aparentemente, de esa forma, se atraen a los amores difíciles.

Ø Para los romanos y los griegos era el símbolo de la gloria.

Ø Los países del oriente consideraban que el ópalo era el símbolo de la esperanza y el protector de todos los males.

El ópalo es una piedra que despierta amor y odio. Hay gente que lo considera símbolo de éxito y poder, mientras que hay otros que lo repelen. Esto último parece que se debe a un rumor que corrió como la pólvora y que se remonta al siglo XIX, donde el escritor Walter Scott, en la historia de “Ana de Geirstein”, narraba la vida de la bisnieta de un chamán persa que solía llevar siempre en su cabello un broche con un ópalo. En una ocasión en que la piedra se mojó con una gota de agua, tanto ésta como su dueña, se convirtieron en cenizas.

A través de mi vida he visto varios ópalos, casi todos blancos o con bases lechosas, pero sólo una vez he podido observar un ópalo de fuego. Era ovalado, estrecho, de 2 centímetros de largo aproximadamente y con talla de cabujón. Me acuerdo perfectamente. Por unos segundos moví la piedra lentamente de un lado al otro y me enamoré de ella. El juego y centelleo de sus intensos colores, donde predominaba el rojo fuego, me hicieron pensar que algo tan bello, creado por la Madre Naturaleza, era imposible que pudiera tener energías extrañas. Imagino que Walter Scott en ningún momento pensó en la repercusión que su libro tendría sobre esta preciosa gema, la cual, inclusive, por este episodio que acabo de narrar, llegó al punto de tener prohibida su venta. Por eso jamás he estado de acuerdo con el dicho: “Las palabras se las lleva el viento”.

Quiero cerrar esta entrega reivindicando a esta piedra, ya que antes de esta historia gris, muy lejos de llevar con ella algún tipo de maleficio, era considerada la “representante” de todas las gemas, pues en ella se encontraban todos los colores que las otras pudieran tener.

En fin, repito, que las palabras no se las lleva el viento. Hay algunas que pueden hacer mucho daño, y aquellos que escribimos y jugamos con las letras, debemos tener especial cuidado.

Anuchy Ulloa

LA AMATISTA


La amatista es la piedra más preciada del grupo de los cuarzos. Químicamente es un dióxido de silicio y en algunos ejemplares se ha visto la presencia de sodio, calcio, hierro y magnesio. Su dureza es de 7 en la escala de Mohs. Su color va desde el violeta más claro al más intenso y siempre deja ver una transparencia muy propia de los cuarzos.

La amatista está considerada una piedra semipreciosa. Los mejores cristales se suelen utilizar en joyería: bien facetados, o en talla de cabujón. Los ejemplares menos importantes, a veces, suelen usarse como objetos de arte industrial.

Brasil es uno de los países con más yacimientos de amatistas del mundo. Minas Gerais, Río Grande do Sul, Espírito Santo, Mato Grosso, Cearà, son algunas de las zonas importantes en calidad y cantidad de amatistas. También hay yacimientos importantes en Rusia, Sri Lanka, Italia, España, Francia, Alemania, Australia, México, Estados Unidos, Canadá.

HISTORIAS, MITOS, LEYENDAS Y CREENCIAS:

Ø Dicen que la amatista tiene la facultad de promover el amor a lo divino, es decir, al plano alto de la espiritualidad.

Ø Según los entendidos en la materia, la amatista posee una energía muy poderosa, purificadora y transmutadota. También se dice que tiene el poder de calmar los miedos y las iras y convertirlos en calma y paz.

Ø En el medioevo, algunos monjes budistas, portaban rosarios de amatista para frenar sus pasiones.

Ø Ya hablaba de ella el genial Leonardo Da Vinci, cuando aseguraba que la bella roca violeta, tenía poderes como el de disipar los malos y oscuros pensamientos y convertirlos en productivos, positivos y creativos… ¡Si él lo decía, tendremos que creerle!

Ø En tiempos remotos, se creía que el que bebiera vino en copas de amatista jamás se embriagaría, es por eso que aquel que podía, no pensaba mucho en adquirir una de dichas copas, que por cierto, aún existen.

Ø Hay una leyenda muy linda y hasta romántica que cuenta que Baco, el dios del vino, (hijo de Zeus en la mitología griega y Júpiter en la mitología romana) con Semelé, en un día de furia y con sed de venganza hacia uno de sus allegados, decidió lanzar a los tigres al primero que se le cruzara por el camino. Comenzó a tomar vino hasta embriagarse, cuando pasó frente a él una espléndida ninfa llamada Amatista, que lo único que pretendía era acercarse a la diosa Ariadna, esposa de Baco, para rendirle pleitesía. Ariadna, al ver la inocencia y buena fe de la mujer, decidió convertirla en cristal, antes de que Baco desbocara su injusta ira contra ella. Una vez que Amatista se convirtiera en un bello cristal transparente, Baco, que apenas la había visto se había enamorado de ella, al verla convertida en cristal rompió a llorar. Los efectos del vino, hicieron que sus lágrimas tiñeran de color uva a la roca, que él no podía dejar de mirar. Fue así como de repente, se le calmó su ira y desapareció su embriaguez. Es por esto que también se dice que la piedra amatista (amethystos), en griego, significa sobrio.

¡Uf cómo me gustan estos cuentos! La primera vez que lo oí me pareció precioso y hoy, que lo evoco de nuevo, siento lo mismo. Confieso que lo que más me gusta de él es el hecho de que lo sublime pueda vencer a la ira.

Yo, en este instante, voy a buscar una amatista para portarla conmigo, porque además de ser una gema muy bella, me parece súper femenina…

…¡Ah!, también por sus poderes…ya saben… porsia

Anuchy Ulloa