martes, 22 de marzo de 2011

EL PASADO, EL PRESENTE, EL FUTURO


Al final de cada día, tomo un pequeño momento para mí. Un rato de silencio con uno mismo es absolutamente reconfortante y equilibrante. De ese espacio sagrado suelo salir fortalecida pero en estos días, después de la terrible catástrofe en Japón, no he logrado sosegarme ni siquiera en esos paréntesis de quietud que me regalo a diario. Esta demoledora sacudida de la Naturaleza y nuestra evidente fragilidad ante ella, me hizo sentir más débil de lo que acostumbro ser.

Reflexionando, eché atrás la memoria y llegué a la conclusión de que en los últimos años han habido catástrofes espantosas: terremotos o cataclismos devastadores, tsunamis, erupciones volcánicas, tornados, huracanes, incendios forestales de grandes extensiones, brotes infecciosos, alteración en el curso normal de las estaciones, que traen como consecuencia, entre otras, picos de temperatura (veranos muy cálidos e inviernos muy fríos)… En fin, nada de esto es nuevo, pero sí lo es la frecuencia y la magnitud con la que se presentan. Siento que la indolencia, el egoísmo, la incompetencia y la violencia del humano, en muchas ocasiones, ha retado a nuestra Madre Naturaleza y ella está respondiendo con furia.

Esta inquietud la comenté con una persona muy cercana y estuvo de acuerdo conmigo:

- ”Tienes razón –me dijo- no me había puesto a pensar en eso pero ahora que lo dices, es verdad: hay más desastres que nunca y además muy seguidos”-contestó, literalmente-.

Seguimos conversando largo rato sobre el tema hasta que al final terminé contagiándole mi desasosiego.

Al día siguiente, después de drenar un poco mi inquietud, proseguí con mis labores habituales. Tomé el carro y me enfilé hacia la Cota Mil. Como siempre, protegiéndonos y oxigenándonos, estaba nuestro magnífico Ávila. En la montaña todavía se pueden apreciar algunos derrumbes, producto de las torrenciales lluvias de los últimos meses, que sumergieron a gran parte del país bajo las aguas. Aunque paso por ahí casi todos los días, en ese preciso momento, verla con tantas heridas, me afectó más. Es evidente que los acontecimientos del Japón me tenían especialmente sensibilizada, pero también reconozco que, en el fondo, nunca me había acostumbrado a la nueva cara que muestra nuestra querida montaña, llena de arañazos. Tampoco me acostumbro a las noticias desoladoras de algunos desastres naturales que ocurren en el mundo (no me quiero meter con las guerras, por demás, antinaturales); y aún no puedo acostumbrarme a ver las recientes imágenes del antes y el después de Japón. Siento que la Naturaleza comienza a usar sus fuerzas para hacernos llamados por todas partes. Estoy segura que todo lo que estamos viviendo son avisos, a veces a gritos, de nuestra Madre Tierra.

Vivimos en un mundo de mucha presión, prisas y resultados inmediatos, en el que corrientes invisibles imponen lo llamativo, excitante, placentero, novedoso y cambiante, absorbiéndonos espacio y tiempo para la reflexión, con la cual, seguramente, podríamos tener un mundo mejor. Con todo respeto para los que opinen lo contrario, para mí, el dicho que marca tendencias y se oye cada día más, que reza así: “El pasado ya fue, el futuro aun no llego, lo mío es el presente”, me parece de absoluta irresponsabilidad, superficial e incierto. Nuestro pasado siempre condiciona nuestro presente y somos el producto de él, y nuestro futuro, en buena parte, será consecuencia del hoy. Si en el pasado hubiésemos actuado con conciencia y respeto al medioambiente, ahora, no estaríamos pagando el costo que hoy en día tenemos que pagar por nuestro mal proceder. Si también hubiésemos pensado que el planeta es nuestra “Casa Mayor” y para vivir sanos y confortables en él, debemos protegerlo y defenderlo, no hubiéramos permitido que gente sin conciencia ni escrúpulos (aquí incluyo a muchos gobiernos) lo ensucien o lo pongan en riesgo; así, hoy, tendríamos todos una vida mejor y seguro que algunas sacudidas naturales que suceden eventualmente, no revestirían tanta gravedad y a lo mejor otras, ni siquiera se hubieran presentado.

Antes de hacer este pequeño artículo, me tomé el tiempo de hacer una cronología de las catástrofes de los últimos años para plasmarla aquí, pero decidí no ponerla. Tristemente, siento que refuerza mi tesis y tampoco deseo regodearme en la tragedia.

En este momento, mientras escribo, estoy escuchando una noticia emanada de la Comisión Europea de Energía que califica el accidente de la central nuclear Fukushima, en Japón, como apocalíptico. Deseo que se hayan equivocado en su apreciación, aunque igualmente sabemos sobre el peligro por radiactividad al que están expuestos los habitantes de aquella zona… y los vientos soplan, y las aguas de los mares fluyen…Todos vivimos en el mismo Globo y esas “bombas atómicas” son de consecuencias muy graves.

Siento mucha impotencia porque quisiera poder parar tanto desastre y no tengo una vara mágica: ya sé que no puedo. Repito, que ante algo semejante, me siento débil. Sólo se me ocurre escribir y reconozco que no es más que un grano de arena en un océano o quizás ni eso, pero es la única arma que tengo ahora mismo.

Lamento mucho todas las consecuencias que el fuerte terremoto y el tsunami devastador han dejado a nuestros hermanos japoneses y siento aún más las pérdidas humanas, que son irreparables, pero estoy segura que reconstruir los daños materiales que éstos causaron, va a ser mucho más sencillo que reparar el daño, aún no predecible, que está causando la central nuclear. Nuestro planeta azul se viste de negro. Ojalá, este triste episodio del presente, que tendrá mucha repercusión en el futuro, nos sirva de algo y no precisamente para tirarlo al saco del pasado.

Anuchy Ulloa

16/03/2011

EL CUARZO ROSADO


En una tarde de finales de Febrero, me encontraba merendando con una amiga de la infancia a la que hacía tiempo no veía; de pronto, sonó su teléfono móvil y puso cara de enamorada. Apenas balbuceó unas cuantas palabras y colgó. Con un leve suspiro y una espléndida sonrisa de felicidad, me dice: “¡Qué pena que ya se acaba el mes del amor!” Al oírle esa frase que dejaré “para la historia” me quedé en neutro y luego me dio risa, pero no me duró mucho. Sin controlarme demasiado le respondí: “Acabas de decir algo horrible y quedaste como si nada. Creo que antes de caerme al vacio –agregué- propongo anular los nombres de los meses del año y ponerles a todos Febrero, del primero al último”. Ella, aun en las nubes, ni oyó lo que dije porque no me contestó. Pensé que quizás todavía debería estar bajo la nota de esa maravillosa sensación de amar y ser correspondida que para ella, al igual que para muchos, es más intensa y mágica en el mes de Cupido.

Créanme que ahora estoy escribiendo estas líneas sin poder contener la risa porque sólo imaginarme la escena de ambas, realmente es para carcajearse. De todos modos, esta pequeña anécdota me hizo reflexionar y es que mi amiga, pienso yo, hasta tenía un poco de razón cuando esbozó la frase célebre porque en esta sociedad de consumo somos fácilmente programables y mi ex compañerita de clases se había dejado robotizar, seguro que sí. ¡Qué horror, ex compi, yo me opongo! Febrero no es el mes más importante para hablar del amor y sentirlo más intensamente, tampoco debería ser el único indicado para hacerle tantas loas, sólo por el hecho de que nos “bombardean” los comerciantes y la sociedad. El amor, en toda su extensión, es el sentimiento más bello y poderoso que existe entre los seres vivos y no debería ser más especial, para los humanos, en el mes de San Valentín. ¡No señor!

Bueno, ahora en plan irreverente, en Marzo, y ya “fuera del plazo”, les voy a hablar a todos ustedes y también a mi amiga, asidua a mi blog, de una preciosa piedra que desde la antigüedad representa al amor: el cuarzo rosa o cuarzo rosado.

Los cuarzos son las piedras que más abundan en nuestro planeta. El cuarzo rosado es una variedad de ellos. Su color va del rosa pálido hasta el rosa intenso, al que se le denomina Rubí de Transilvania. Es transparente y translúcido.

Químicamente es un dióxido de silicio y tiene una dureza de 7 en la escala de Mohs.

Sus principales yacimientos se encuentran en Brasil, que es donde hay más cantidad; en Madagascar, que es donde está el de mejor calidad y después también hay minas muy importantes en EEUU, Méjico, España, Sudáfrica, India y Japón.

HISTORIAS, MITOS, LEYENDAS Y CREENCIAS:

  • En el antiguo Egipto, el cuarzo rosado era la piedra del amor sagrado. De manera que no es ahora que se la considera como tal sino que ya en la antigüedad era considerada la gema del amor, mientras que para algunos sabios hindúes, era considerada la piedra del perdón, sentimiento que siempre acompaña al amor.
  • En el Imperio del Sol Naciente (Japón) y en China, uno de los requisitos imprescindibles que otorgaban belleza a una mujer era el tener la piel blanca y cuánto más mejor, para lo cual usaban y aún usan polvos de arroz. También para otros pueblos del mundo la blancura de la piel de una mujer puede ser sinónimo de belleza y antiguamente, para lograrlo, solían pulverizar cuarzo rosado y con él se espolvoreaban la cara y las partes del cuerpo que quedaban expuestas.
  • Venus es la diosa del amor y en sus templos nunca debe faltar el cuarzo rosado.
  • Esta gema de color tan delicado, es el símbolo de la alianza del amor entre el Cielo y la Tierra.
  • Hay una leyenda que cuenta que una vez un hombre que amaba profundamente a su novia, le regaló una rosa. Por interferencias ajenas a ellos, la relación se acabó, pero como seguían amándose, la rosa, en vez de marchitarse se cristalizó, convirtiéndose en un hermoso cuarzo rosado. De esa manera el amor de ambos quedaría vivo por siempre en ese cristal.
  • Dicen que la piedra de cuarzo rosa ayuda a disminuir el rencor en las relaciones sentimentales y suaviza el dolor por las separaciones amorosas. También ayuda a disminuir los lados oscuros del ser humano, esas partes del ser que lo hacen ruin.
  • Algunos expertos en gemoterapia consideran que esta bella roca tiene una energía natural excelente y su uso es altamente beneficioso.
  • El cuarzo rosado está relacionado con el chakra del corazón.
  • Algunos entendidos en la materia dicen que aquellos que no conocen las mieles del amor, así como los que sufren por él, deben llevar un cuarzo rosa en el pecho a la altura del corazón.
  • También dicen que esta piedra tiene poder sobre todos los sentimientos relacionados con el amor, como lo son la paz, la fidelidad, la felicidad y la fertilidad.
  • Al ser una roca abundante en nuestro planeta, no suele ser costosa y aunque se usa en joyería, no es precisamente cotizada, pero sí es muy buscada para hacer objetos de arte como esculturas y adornos varios.

Hasta aquí por hoy. Espero que les haya gustado este pequeño “homenaje” al amor en pleno mes de Marzo y espero volver pronto a merendar con mi amiga y poder verle esa expresión tan tierna que se reflejó en su rostro, así como sucede en los nuestros cuando nos llama el amor, aunque sólo lo haga por teléfono.

Anuchy Ulloa