Aunque en principio, al ámbar no es una piedra, se le estudia en gemología y se utiliza mucho en gemoterapia; también se emplea en joyería como gema semipreciosa. Hoy les comentaré de forma sencilla, que es como me gusta, datos interesantes de esta belleza de la naturaleza.
El ámbar es una resina que a través de un proceso de millones de años se va fosilizando. Algunas especies de árboles, producen y expelen esta resina para protegerse de ciertas enfermedades sobretodo infecciosas. A veces, los troncos de los árboles sufren heridas por diversas causas, por ejemplo una muy común es producida por animalitos que los arañan, los pican o simplemente se pegan como parásitos. También pueden sufrir heridas por otros efectos como la erosión y por qué no decirlo, también producto de la mano del hombre que los lastima. Pues bien, el caso es que estas heridas, al igual que nos pasa a los humanos, son proclives a una enfermedad infecciosa. Es aquí cuando ciertos árboles hacen que una sustancia espesa y viscosa, como lo es la resina, brote de ellos y cree una barrera protectora que “acorrala” al insecto o agente que pueda enfermarlo. Es simplemente un mecanismo de defensa.
Cuando se nombra el ámbar siempre se piensa en el color amarillo o marrón clarito, pero también lo hay naranja, rojo, azul y negro.
Los principales productores del ámbar son: Rusia, Alemania, Francia, España, México, Nicaragua, República Dominicana y Colombia.
Su dureza dentro de la escala de Mohs oscila entre 2 y 2.5, de manera que es muy frágil y cuando las gemas tienen esta fragilidad, suelen tallarse en forma de cabujón porque facetarlas sería muy difícil.
HISTORIAS, MITOS, LEYENDAS Y CREENCIAS:
- En la antigüedad el ámbar tenía propiedades místicas y lo usaban como talismán.
- A través del ámbar los paleontólogos han hecho estudios excelentes ya que en muchas piezas, dentro de la resina, han quedado atrapados muchos insectos o pequeños animalitos, algunos ya extintos, que a través de los siglos se conservan intactos, sin el menor daño. También han podido estudiar hojas, flores, gotas de agua, tierra, polvo o burbujas de aire que hayan quedado atrapados en esta sustancia viscosa y espesa que con el tiempo se fosiliza y endurece, adoptando el nombre de ámbar.
- A lo largo de la historia de nuestro planeta ha habido fenómenos de la naturaleza que han dejado sepultados bajo tierra o agua, grandes extensiones de árboles. Con el paso del tiempo, yo diría siglos, la resina enterrada o sumergida de éstos se fue fosilizando hasta convertirse en gema y como magia, cuando está bajo lagos o mares, en algún momento se desprende y flota sobre las aguas. Así se encontraron muchos trozos de ámbar. Ellos flotan sobre las aguas porque como ya sabrán, el ámbar es más ligero que el vital líquido.
- El ámbar del Báltico es uno de los más cotizados y antiguos del mundo. En la tumba de Tutankhamon se encontró ámbar del mar Báltico.
- También el ámbar de España es de alta cotización. Por cierto, en 2.008 fue descubierto un yacimiento en la zona del Cantábrico, que contenía insectos del Cretácico, al parecer en excelente estado de conservación.
- En República Dominicana, al igual que el Larimar, una piedra de la que ya les hablé en su momento, el ámbar es una gema muy importante, tanto, que forma parte de la historia de la isla caribeña. Hay una pieza de ámbar dominicano que se encontró en el reciente 1.997, que fue tasada en 50.000 dólares y al parecer contiene en su interior una rana intacta. También en República Dominicana hay una variedad de ámbar azul que tuve la ocasión de conocer y créanme que es precioso.
- Se cuenta que Cristóbal Colón en el año 1.492, cuando llegó a La Española (hoy República Dominicana y Haití) recibió de un príncipe taíno de la isla unos zapatos con aplicaciones de ámbar; esto lo hizo a cambio de un collar de ámbar del Báltico que el famoso navegante le ofreció.
- En la zona de Chiapas, en Méjico, hay una variedad de ámbar rojo muy bello. Allí se tiene la firme creencia de que esta gema protege contra el mal de ojo.
- Dicen que llevar un ámbar y una turquesa juntos, es un perfecto equilibrante de nuestros puntos energéticos. Al parecer, los monjes del Tibet usan un collar con nueve piedras de turquesa y nueve de ámbar. Fíjense, si sumamos 9+9 da 18 y si sumamos 1+8 da 9, éste último es un número mágico para algunos pueblos, entre ellos para mis antepasados celtas que tenían el número 3 como un símbolo de su trinidad y el 9, o sea, 3 veces 3, significaba la triple diosa, tres veces grande.
- En el año 1.717, el Rey alemán Federico Guillermo I de Prusia, le regalo al Zar de Rusia Pedro El Grande, la decoración de un salón de su Palacio de Invierno. Varios paneles de precioso ámbar del Báltico revistieron todas las pareces de dicho salón, amén de algunas obras de arte adicionales, también de la misma gema. Se podrán imaginar ese salón dorado como un sol radiante, considerado como la octava maravilla del mundo. Bueno, con el paso de los años, se decidió trasladar esta sala al Palacio de Catalina, zarina y esposa de Pedro El Grande. Como el espacio aquí es breve, no me extenderé mucho pero les diré que en la Segunda Guerra Mundial, los nazis desmantelaron el Salón de Ámbar y se perdieron las piezas. Fue a principios de la década de los setenta cuando comenzaron los trabajos de recuperación del famoso recinto, bajo la supervisión de especialistas y técnicos estudiosos en ámbar y en tallas antiguas. Así, en 2.003, se volvió a inaugurar el legendario salón, justo cuando San Petersburgo (su lugar) cumplía el 300 aniversario.
- Hay muchas falsificaciones del ámbar y aquí, en secreto, le daré 3 (número mágico) tips para reconocer y diferenciar el verdadero del falso:
- Si quemamos una esquinita de la piedra, la auténtica debe desprender un olor parecido al incienso.
- Otra prueba es a través de los rayos ultravioleta. Si es legítimo hace reflejos fluorescentes y cambia ligeramente de color, algo que no sucede con el falso.
- Hay una prueba muy sencilla y es frotando la gema. Si se electriza y es capaz de atraer un papel u objetos pequeños (insectos, hojas, etc.) como si fuera un imán, es ámbar.
Colorín, colorado…las piedras no se han acabado, así que hasta la próxima entrega, amigos.
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