I
Vienen silvando los vientos
Vienen silvando los vientos
arrastrando polvos muertos
que pasan por mi ventana
y tupen mis sentimientos.
Es su aire, es mi encierro.
II
El rayo también se cuela
a través de mi silencio...
No me habla, no me alumbra,
me revuelve más por dentro,
como intruso en mi morada,
como oscuridad al ciego.
Es su luz, mi desconcierto.
III
Truenos retumban por fuera,
truenos retumban por dentro,
cataclismos en picada
derrumbándose en misterio.
Es el cielo, es mi infierno.
IV
Cae la lluvia en mi ventana
gruesa y fría como el hielo
me va penetrando el alma
surcando todo en su empeño.
Es su agua, es mi miedo.
V
Me apagas cuando deseas,
sublevas mi desconcierto,
cuando me apaciento me inflamas
y luego vuelves a apagar el fuego.
Soy como una marioneta
ante los designios del viento.
VI
¿Eres sólo una tormenta?
¿Eres sutil aguacero?
¿Eres trueno vigoroso, anunciando un tiempo nuevo?
¿O acaso un rayo brillante, deslumbrando en su portento?
Quizás sólo sea mi alma, desgarrada y sin aliento,
viendo en una tibia noche, espectros al aire sueltos,
fantasmas en mi cabeza, congelándome en silencio.
VII
Es su aire, es mi encierro
es su luz, mi desconcierto
es el cielo, es mi infierno
es su agua, es mi miedo
VIII
Sabe a rosas mi deseo, es mi vida y mi reto
No es tormenta, ni aguacero,
es mi fuego casi eterno entre el bien y el mal en juego.
Mientras ríen, me lamento.
IX
Sí, la tormenta es sólo mía
la noche es tibia, no hay truenos.
El cristal de mi ventana
sigue empañado por dentro.
Afuera cantan los grillos,
suena el río como un eco
rociando la tierna grama
cuyo aroma surca el viento.
Todo es orden, pasa el tiempo.
X
Mi alma sumida en llamas
continúa en su descenso...
¡Ella era la tormenta!,
divagando en sus infiernos.
que pasan por mi ventana
y tupen mis sentimientos.
Es su aire, es mi encierro.
II
El rayo también se cuela
a través de mi silencio...
No me habla, no me alumbra,
me revuelve más por dentro,
como intruso en mi morada,
como oscuridad al ciego.
Es su luz, mi desconcierto.
III
Truenos retumban por fuera,
truenos retumban por dentro,
cataclismos en picada
derrumbándose en misterio.
Es el cielo, es mi infierno.
IV
Cae la lluvia en mi ventana
gruesa y fría como el hielo
me va penetrando el alma
surcando todo en su empeño.
Es su agua, es mi miedo.
V
Me apagas cuando deseas,
sublevas mi desconcierto,
cuando me apaciento me inflamas
y luego vuelves a apagar el fuego.
Soy como una marioneta
ante los designios del viento.
VI
¿Eres sólo una tormenta?
¿Eres sutil aguacero?
¿Eres trueno vigoroso, anunciando un tiempo nuevo?
¿O acaso un rayo brillante, deslumbrando en su portento?
Quizás sólo sea mi alma, desgarrada y sin aliento,
viendo en una tibia noche, espectros al aire sueltos,
fantasmas en mi cabeza, congelándome en silencio.
VII
Es su aire, es mi encierro
es su luz, mi desconcierto
es el cielo, es mi infierno
es su agua, es mi miedo
VIII
Sabe a rosas mi deseo, es mi vida y mi reto
No es tormenta, ni aguacero,
es mi fuego casi eterno entre el bien y el mal en juego.
Mientras ríen, me lamento.
IX
Sí, la tormenta es sólo mía
la noche es tibia, no hay truenos.
El cristal de mi ventana
sigue empañado por dentro.
Afuera cantan los grillos,
suena el río como un eco
rociando la tierna grama
cuyo aroma surca el viento.
Todo es orden, pasa el tiempo.
X
Mi alma sumida en llamas
continúa en su descenso...
¡Ella era la tormenta!,
divagando en sus infiernos.
Anuchy Ulloa
05-Dic-2.003
Luego de leer tu poesia, realmente quedo admirado por la capacidad creadora que tienes para este tipo de manifestaciones artìsticas, no soy un gran lector de poesia, lamentablemente por falta de tiempo, ni me creo capaz de alcanzar tales niveles de sensibilidad como para que de mi cabeza emane algo tan bonito y que pueda ser expresado a traves de las palabras... Para mi es como una especie de magia. Te felicito por tu magia. Deberias publicar un libro.
ResponderEliminarMuchas gracias, José Gregorio. Estoy segura que tu sensibilidad es mayúscula porque de otra manera sería imposible que pudieras expresarte como lo haces.
ResponderEliminarMuy profundo y bello¡¡¡ me encanta¡¡
ResponderEliminarTe aseguro que para el momento en que la escribí, no podía salir sino de lo más profundo del alma. Muchos días más tarde, como suelo hacer siempre, la volví a leer y me pareció bella. Me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminar